martes, 12 de julio de 2011

¿Quién?

¿Quién pinta,quién pinta
la flor con rocío
y el cielo con tinta?

¿A quién se le pierde
encima del árbol
su pintura verde?¨

¿Quién mueve,quién mueve
la cola del viento
y la de la nieve?

¿Quién marcha,quién marcha
con gorro de nube,
con capa de escarcha?


Poesía: María Elena Walsh

Estaciones

Verano, verano,
manzana con un gusano.

Primavera, primavera,
el gusano tiene galera.

Otoño, otoño,
la galera tiene un moño

Invierno, invierno,
el moño es de trigo tierno.


Poesía: María Elena Walsh

"Unas rimas que se arriman" de Adela Basch por Rodrigo de la Serna

Castillo

Es claro que no es lo mismo
sopa y sapo, rastro y rostro,
trampa y trompa, costa y costo.
Es claro que es diferente
gorra y garra, rusa y risa
corto y carta, lento y lente.
¡Qué cosa excepcional
lo que puede una vocal!
Yo misma me maravillo
al ver que un pequeño cambio
es capaz de convertir
una costilla en Castillo.
..

Poesía: Adela Basch
Imagen: Karin Jeanne

Así es

El cielo es de cielo,
la nube es de tiza.
La cara del sapo
me da mucha risa

La luna es de queso
y el sol es de sol.
La cara del sapo
me da mucha tos.


Poesía: María  Elena Walsh

El pez tejedor

Al pez se le antoja
sentarse en la silla.
El agua lo moja
bajo la canilla.

Saca las agujas,
se pone a tejer.
Las ranas granujas
lo vienen a ver.

Al pez se le antoja
quedarse sentado.
El agua lo moja,
ya está bien mojado.

Abre su sombrilla
de hierba y de hoja,
se sienta en la silla
y el agua lo moja.
Porque se le antoja.


Poesía: María Elena Walsh

lunes, 11 de julio de 2011

La vaca estudiosa

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.

Como era muy vieja, muy vieja,
estaba sorda de una oreja.

y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.

Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada
y le dijo: -Estás equivocada.

Y la vaca le respondió:
-¿Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca,vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.

Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.

La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.

La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.

Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca.

El vendedor de sueños

Vendo sueños con gusto a caramelo,
países raros, lentas maravillas,
ángeles que dan cine por el cielo,
y relámpagos para pesadillas.

Sueños como trapitos de colores,
imágenes y muchas otras cosas.
Algunos tienen pájaros y flores.
Otros, infierno y brujas espantosas.

Sueños y sueños para todo gusto:
cajas de azufre, paquetitos rojos.
Lágrimas o canción, amor o susto
para los niños que cierran los ojos.

Llevo en mi cesta el mágico tesoro.
¡A ver quién me lo compra,quién me llama!
Dejen afuera su moneda de oro,
y mírenme pasar desde la cama.



Poesía: María Elena Walsh

La huella

A la huellita huella
dame la mano
como se dan la pluma
los escribanos.

A la huellita huella
ay,que no puedo
decirte con palabras
lo que te quiero.

A la huellita huella
patas de tero,
no le digas a nadie
que yo te quiero.

A la huellita huella
dense los dedos
como se dan la mano
los carpinteros.

A la huellita huella
se hunde la luna
y va corriendo el agua
pa'la laguna.

A la huellita huella
baile contenta
que bailando se va
la pena afuera


Poesia: María Elena Walsh

El viejo Tomás Paredes

Para alegrar la reunión
con el permiso de ustedes,
les voy a contar el cuento
del viejo Tomás Paredes.

Hombre rico por demás
y de fortuna cerrada:
mucho campo, muchas vacas
y mucha plata enterrada.

Cuando quería comer
sus vacas no estaban buenas.
Para comer carne gorda
volteaba vacas ajenas.

Dormía de un solo ojo
para soñar más barato
y no salía a pasear
por no gastar los zapatos.

Para lavarse la cara
esperaba que lloviera
y escribía sus apuntes
en unas hojas de higuera.

Fumaba piola picada
y hacía vino de tomate
y en unos botines viejos
este hombre tomaba mate.

Montaba desde una silla
por conservar los estribos
y una vez perdió un dinero
por no entregar el recibo.

Al final en un arroyo,
pues no quería dar nada,
por no dar un grito fuerte
lo llevó la correntada.



Poesía: María Elena Walsh
Imagen: Molina Campos